23.4.10

Contra la impunidad

El mal triunfa, cuando los hombres buenos no hacen nada. Y al fin, tenía que llegar. Los que vamos siendo mayores hemos asistido en los últimos años a un continuado proceso de envalentonamiento de la derecha franquista. En los primeros años de gobiernos socialistas, esta gente, quizá un poco atemorizada, se contentó sobre todo con pasar desapercibida, semioculta y un tanto silenciosa. Se preocuparon de dotarse de un discurso vagamente liberal, adaptado a la nueva coyuntura y sin hacer excesivas demostraciones de una nostalgia que socialmente les señalaba.

Sin embargo, cada vez se exhiben con más fanfarronería y desvergüenza. En sus medios de comunicación, que cada vez se extienden más como una enfermedad maligna. En sus atalayas mediáticas se alardea y se hacen constantes homenajes a ese pasado glorioso del régimen franquista. Se publican cada vez más libros en esa órbita suya al principio justificatoria, ahora ya claramente apologética que “revisan” lo que ellos llaman la versión oficial de la historia del golpe de estado y la guerra civil.

¿Y qué es esa revisión? En su versión suave, menos exaltada y de consumo mayoritaria, es la formulación de esa especie de impúdica equidistancia moral entre “los unos y los otros”. “Todos cometieron excesos”, se dice, como si fuera esta una verdad incontrovertible. Y que hubiese personas muertas por “ambos bandos” es la prueba evidente de que así fue. Así que, con los años, el distanciamiento cronológico con el franquismo, lejos de generar una conciencia moral de libertad y justicia en la sociedad, lo que ha ido construyendo, justamente al contrario es una visión de aquella guerra como el enfrentamiento de dos poderes similares, casi análogos y con estrategias afines donde la victoria de unos sobre otros fue una cuestión de talento y aptitudes. Incluso el lenguaje conspira constantemente en esta visión maniquea: “los unos”, “los otros”, “ambos bandos”…todo el discurso ideológico que se formula sobre la guerra civil y los crímenes de guerra y post-guerra promueve esa igualdad entre las partes y formalmente establece una equivalencia entre el agresor y el agredido, entre el torturador y el torturado, entre la legitimidad democrática y la dictadura fascista.

Tales usos del lenguaje, afortunadamente, no se oyen cuando se habla del genocidio nazi o de la violencia de género. Cualquiera entendería como una muestra de un cinismo insoportable que se dijese “las unas” y “los otros”, o, ya no digamos: “ambos bandos” para judíos y nazis, indios y vaqueros o negros y miembros del ku kux klan…Sin embargo, aquí tenemos que asistir de modo cotidiano a ese discurso obsceno donde al estado democrático y a unos golpistas se les llama “las dos facciones en disputa” u otras comparaciones repugnantes del mismo jaez. Entretanto, la izquierda ha hecho deserción de la defensa moral y social de aquel pasado, como si fuese de algún modo algo vergonzante, y su comportamiento ha sido acomplejado y distante. Como mínimo. Y también la izquierda ha participado en la construcción de ese modo de pensar que habla de “no remover el pasado”, de “no desunir a los españoles” y que coadyuva en la minimización de un sistema de gobierno genocida y criminal y corrompe al mismo tiempo la ideología de equidad y justicia social en la que se basaba la democracia republicada agredida y golpeada. Si alguna vez es evidente como el lenguaje contribuye a la construcción de la realidad social, esta es una de esas veces. Y mientras las víctimas reales, los exiliados, los represaliados, estuvieron silenciosas, asumiendo su papel de sacrificados en la construcción de esta paz social que exigía su silencio y su anuencia, más o menos todo se fue llevando bien. Mientras en nuestras plazas permanecían aún sus homenajes a los asesinos, en las fachadas de las iglesias esas listas de nombres con sus “mártires”, todo iba bien.

Simplemente ha bastado una ley de memoria histórica, timorata, bastante hipócrita y casi aprobada como pidiendo perdón después de nada menos que tres décadas de silencio para que todos estos apóstoles de esa “imparcialidad” entre “unos y otros” se solivianten. Y ahora por fin muestran su rostro verdadero aquellos que pontificaban esa ecuanimidad y neutralidad que equiparaba simbólicamente, como si fuera una pelea de matones portuarios por un alijo, a agredidos y agresores, a un régimen democrático y a una banda furiosa de golpistas y asesinos.

Se han crecido porque nosotros hemos mirado a otra parte. Porque no hemos honrado a aquellos que lucharon por ese sueño de justicia social. Porque no hemos respetado a los que dieron su vida por nosotros de todos los países del mundo movidos por la utopía, porque no hemos peleado por la celebración de los valores democráticos que entonces se vieron violentados. Se han crecido porque no hemos combatido. Y ahora quieren volver a contar la historia a su modo, con esa síntesis de mentiras, falta de escrúpulos, y enaltecimiento de rancios valores imperiales. Y mientras nosotros aprobábamos esa legislación bochornosa que convierte en un periplo indigno y dificultosísimo el que unas familias recuperen los restos de sus parientes muertos, ellos beatificaban en el vaticano con todo el boato a sus mártires. La iglesia, responsable moral de decenas de miles de asesinatos, hace ostentación ofendida de sus escasas víctimas mientras el estado tiene que justificarse constantemente por su comportamiento, como si le hubiesen pillado en falta, por defender precisamente los valores en los que se sustenta y que los otros desprecian.

Y lo de estos días con el proceso jurídico mediático al juez Garzón, la gota que colma el vaso. Yo particularmente llevo 24 horas en mi conocido proceso de autocombustión interna e intentaré ir así tenga que ir andando. Creo que la manifestación de este sábado en Madrid contra la impunidad del franquismo es una de las más importantes de nuestra historia reciente. Alguien tiene que decir que sí nos importa la justicia y la memoria de los hombres justos, alguien tiene que honrar a los héroes que fueron hombres, a los muertos, nuestros valores, alguien tiene que alzar la voz, que ya hemos callado bastante y el aire está henchido de los gritos de los monstruos.

http://www.alba-valb.org/

http://www.kaosenlared.net/noticia/manifestacion-contra-impunidad-franquismo

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