El día antes del fin estamos en el “Gatos” viendo de nuevo a Los Reyes del KO. Hago equilibrios en un sofá desfondado y veo a Marcos Coll sudar y resoplar, parece que rozando el agotamiento, mientras toma un ron y otro ron, y da la impresión que la saliva se le escapa por las comisuras de entre los labios y la armónica y le da un brillo como de barniz a su mandíbula, que el sudor le ciega, que todo el organismo está enviándonos sus mensajes de verdad. Temblamos cuando nos enamoramos, enrojecemos, nos brillan los ojos, late nuestro corazón más rápido cuando mentimos, el cuerpo envía mensajes a nuestros interlocutores diciendo: este sentimiento es cierto, no es impostado, lo dice la piel, lo asevera la carne. Y ahí está el suyo, en ese estallido de veracidad que se percibe en la tensión de sus manos sobre la armónica, en como asiente con los
Adiós a todo eso. A la batalla campal de nuestro primer concierto, punks de pueblo, músicos de mierda, todo corazón e idealismo, tomando siempre, una y otra vez, las decisiones incorrectas sobre cuando saber callar o qué deber decir, con quien llevarse bien, a quien adular, elegir la ola buena, el momento de los vencedores, todo sin cálculo, todo frases del tipo “yo me niego”, “yo no me vendo”,”que les den por culo”. Nadie quería comprarnos pero no nos vendimos. Adiós a todo eso. A tantísimas y hermosas noches de fraternidad y música. A ver como se detiene el tiempo de los prolegómenos, cuando quizá a media tarde en el pub sonaba Sweet Virginia, yo estoy sentado concentrado en mis cosas, quizá leo una revista, Josemi parlotea con el dueño, Larry parece encontrarse como perdido ante un café, tiene un algo de desvalimiento y Manolo coloca sus amplificadores, sus pedales, limpia cada cuerda, estira los cables, Javier monta cada pieza de la batería en silencio, tranquilo, pausado, minucioso, con esa especie de precisión en los gestos de ambos de un miniaturista en un universo sin relojes. Adiós a todo eso. A lo que tan bien relata mi hermano en el myspace de la banda, “siempre sedientos. Aventuras surrealistas, emocionantes, divertidas, tantas veces absurdas. Algunos amigos. Algunos grandes amigos. Los estercoleros, los buhoneros del Rock, amaneciendo con los últimos borrachos, con los últimos charlatanes, con los últimos aventureros de la medianoche, en busca de un último lugar. Con los que les emocionan y con los que aún tienen capacidad para emocionarse”. Dejamos un puñado de canciones, un disco que creemos bueno y nuestro reconocimiento de no haberlo sabido hacer mejor, pero haber hecho lo que supimos.
Y suponemos que es el momento de acordarse de los que nos ayudaron, los que nos miraron, los que estuvieron con nosotros incondicionalmente, Alina, Curi, Fido, Nani… todos los que pasaron por aquí, de Javier “Tutti” Eyo, que nos dejó tan desvalidos al morir, del científico del caos, Fernando Neira, de Gabriel Guijarro que nunca dejó de mostrar su fidelidad a toda prueba, de Mon, de Ronnie, de Alberto “el Portugués”, de “El Profe” con el que compartimos tantos y tantos desequilibrios y..qué tremendo músico.. , de Joao que unió su destino al nuestro en los últimos años con su saxo desbocado…y de tantos, no cabrían aquí, con los que compartimos el escenario, que nos aplaudieron, que cantaron, que nos siguieron.Hasta la próxima en otro proyecto, en otra cosa, en otro escenario, the future is unwritten, porque de algún modo, hasta el día en que dejemos de respirar, creo que estaremos ahí, cantando, tocando, y quizá desde fuera parezca que sonamos desafinado, que son gritos sin sentido, para nadie, pero sencillamente, no podemos evitarlo. Desgarrar el silencio, construir nuestro mundo de notas en el páramo árido del aire en suspensión mudo hasta entonces, llenar los huecos, con lo que sepamos, explicando lo poco que aprendimos, componiendo como mejor podemos, escribiendo lo más honestamente que podemos escribir, sin que nos importe si delante hay más o menos, sin obligar a que se nos quiera, queriendo hablar, pero al tiempo, sin que nos afecte si nos entienden o no, sintiéndonos solos tantas y tantas veces, cansados, jadeantes, incomprendidos, desengañados, restablecidos, resacosos, soñolientos, impotentes, ignorados, amados, despreciados, excitados, como dice Johnny Cash, y antes Neal Diamond, en Solitary man, “right or wrong, weak or strong”, acertados o errados, débiles o fuertes, perdidos como Joe Strummer, buscando el modo de contar, sin saber tantas veces cómo tender los puentes, cómo abrir el corazón que se niega a ser explicado, a ser interrogado, a ser expuesto, cruzando a veces la mirada con alguien que te sonríe en el público, ver a tu novia sacándote fotos y parando solo para aplaudir, resbalando borrachos, tropezando con botellas de Estrella Galicia, descargando los trastos del coche, abollando la furgoneta, conduciendo hacia algún pub oscuro, alguien pregunta: “¿donde
cojones está ese pueblo?” y nadie lo sabe, coincidiendo a veces con otros músicos en la vida y en la historia, sobre y bajo el escenario, contando chistes que no hacen gracia, nunca triunfando y nunca fracasando, porque ni buscamos el triunfo ni concebimos el fracaso, los tres que lo empezamos, los tres que seguimos, dejándolo todo al tocar el bajo, dejándolo todo al riffear, dejándolo todo al cantar, dejándonos los cojones, dejándonos el puto pellejo, dejándonos el alma, dejándonos la vida joder.Y aquí queda lo mejor que hemos sabido hacer. Yo creo que es un gran trabajo. Bajáoslo si quereis:
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